La historia del clan Estruc
Nadie sabe con precisión cuándo surgieron los vampiros. Algunas leyendas dicen que fueron creados hace más de 20 mil años por Múrkor, el primer
brukusiano de la Tierra. Haya sido o no así, de lo que se tiene certeza es de que cuando
Xrakus eliminó a Múrkor y tomó el mando del planeta, encontró en la mayoría de los vampiros efectivos sirvientes. Desde entonces controló su reproducción, asegurándose de que ningún humano que no tuviese el perfil deseado por él fuese convertido en inmortal.
Sin embargo, durante la Edad Media una vampiresa se resistió al dominio del
brukusiano. Su nombre y su edad se han perdido en el olvido, pero hay quienes piensan que pudo nacer en la antigua Sumeria y haber sido convertida cuando contaba con unos 30 años de edad. Los vampiros envejecen más o menos a razón de un año por cada siglo de los humanos, y ella lucía como una anciana de 70 a principios del siglo XIII de la era cristiana, lo que hace suponer que fue convertida unos 3,000 años antes de Cristo. Por tanto, inmortalizada antes de que
Xrakus llegara al planeta, tenía ideas diferentes a éste, pero jamás tuvo fuerzas para oponérsele con seriedad, y mucho menos cuando, vieja, débil y perseguida por sus congéneres, posó sus ojos en un digno heredero: un noble catalán al que había observado durante años.
Arnau Estruc nació en 1165. Fue un caballero que participó en la batalla de Las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212), con la cual varios reinos hispano–cristianos consolidaron su posición ante los musulmanes, en plena reconquista de la península. Criado en una época en que la corona de Aragón se acababa de fortalecer gracias a la unión con el condado de Barcelona, Estruc soñaba con algo mucho mayor: la unificación de todos los reinos de la península como germen de un gran imperio. Gravemente herido tras una escaramuza con moros, Estruc fue salvado de la muerte por quien para él era una misteriosa curandera, la cual lo convirtió en vampiro instantes antes de ser decapitada por otros de su misma especie.
Asimilada su inmortalidad, el catalán pasó los siguientes siglos íntimamente ligado a los monarcas de Aragón, buscando realizar su ideal. A veces haciéndose pasar como su propio descendiente o a veces bajo otros apellidos, se las ingenió para permanecer siempre cercano a la corona aragonesa. Fue impulsor de la unión con Castilla, y su influencia resultó crucial para que los Reyes Católicos enviasen a Colón a América, con lo cual –sin saberlo– interfirió por primera vez con fuerza en los planes de
Xrakus, que no deseaba a un pueblo latino conquistando el Nuevo Mundo.
En su primer viaje a América, concretamente en 1525, Estruc conoció a un guerrero azteca al cual convirtió; bajo el nombre de Yohuallicóatl, éste se volvió, a la larga, el brazo derecho del catalán.
Aunque durante el reinado de Carlos V el sueño de Estruc se completó, éste vio extrañado cómo en los años siguientes el imperio que había ayudado a forjar se desmoronaba a pedazos, como si alguien hubiera planeado ese derrumbe con sumo cuidado. Fue a partir de ello que comenzó a investigar hasta descubrir, a principios del siglo XVII, la existencia del
brukusiano, al cual juró combatir. Para tal fin comenzó un proceso de selección y conversión de nuevos vampiros, a los que “educó” para oponerse a
Xrakus. Ello le acarreó, en 1650, el primer enfrentamiento con el príncipe Vlad y
Erzsébet Báthory, líderes de los chupasangre fieles al dominador mundial, y enviados por éste para castigar a Estruc, empresa en la que fracasaron, pues el catalán –más fuerte y experimentado– los venció.
A partir de entonces, la guerra entre Estruc y
Xrakus fue clara, y ante la inferioridad de sus fuerzas, aquél optó por huir a Surdania, continente donde algunas naciones le parecieron prospectos perfectos para aliarse al Imperio Español. En esas andanzas conoció a la odalisca krakatoniana
Karming, por quien al principio sintió un afecto filial, pero tras convertirla (en 1719) sus sentimientos hacia ella se tornaron cada vez más eróticos.
Karming pasó a ser la amante de Estruc y la tercera autoridad del clan.
A finales del siglo XVIII, el vampiro ibérico se esforzaba en vano por evitar el derrumbe del Imperio Español. Su último plan consistía en asesinar a Napoleón, a quien veía como un simple títere que
Xrakus estaba empleando para consumar sus proyectos mundiales. Cuando se hallaba a punto de lograr su objetivo, nuevamente Vlad y
Báthory, esta vez acompañados por otros cinco vampiros, lo atacaron a traición y mientras estaba privado del apoyo del clan. La lucha fue larga, pero al final Estruc fue vencido y asesinado.
Con mucho menos poderío que antaño, el clan pasó a la dirección de Yohuallicóatl. Apoyándose en
Karming, quien se convirtió en su segunda de a bordo, Yohuallicóatl vio, a mediados del siglo XIX, una nueva oportunidad de frenar los planes de
Xrakus. Así, apostó todas sus fuerzas a un plan que
Karming consideró descabellado: buscar una múltiple alianza entre los Estados Confederados de América, el Imperio Mexicano (al cual pensaba apartar paulatinamente de Francia), el naciente Imperio Alemán, la República de Acverania y otras muchas naciones de menor poderío. Tras las derrotas de los dos primeros (en 1865 y 1867, respectivamente), Yohuallicóatl huyó a Surdania, pero fue finalmente alcanzado por un grupo de “cazavampiros” al servicio de
Xrakus, muriendo en Surjalo en 1872.
El liderazgo de
Karming, en contraste con los grandes proyectos geopolíticos de sus predecesores, se caracterizó por priorizar la conservación del clan, para lo cual fue necesario mantenerse al margen de los asuntos de
Xrakus… al menos en apariencia.
Karming disimuló sus intervenciones mientras cuidadosamente iba reforzando a su grupo con la incorporación de nuevos vampiros seleccionados por sus ideales como humanos. De este modo, fue ella quien eligió y convirtió personalmente al famoso investigador
Alkyr Bécquer, nacido en Krytávir en 1904 y que cuatro décadas más tarde se convirtió en el objetivo de los sicarios del
brukusiano por ser el primer mortal en descubrir claramente sus actividades.
Bécquer había conocido a la vampiresa krakatoniana como una excéntrica y atractiva condesa en 1936. Cuando
REK, la organización con la que
Xrakus poco a poco iba controlando todo el mundo, mandó ejecutar al detective en 1944,
Karming esperó a que los asesinos se fueran para ordenar a sus vampiros recoger el cuerpo moribundo. Por medio de un largo ritual, lo curó y lo volvió uno de los suyos. Con el tiempo,
Bécquer se volvió el pupilo consentido y amante de
Karming.
Gracias a
Bécquer, otro personaje importante entró al clan:
Eva Graz. Nacida en Krytávir en 1949, era hija de la austroacverana Henrietta
Hettie von Romm –hermana de Blitzkrieg– y el austriaco Josep Graz, un servidor de
Karming al cual ésta encargó –por petición de
Bécquer– la protección de
Hettie, de quien terminó enamorándose, dando lugar a una relación cuyo fruto fue
Eva.
La niña y su madre, solas desde la muerte de Josep –por un paro cardiaco– en 1955, se criaron en una tranquilidad aparente, sin saber que
REK las acechaba en busca del secreto de Blitzkrieg, y que los vampiros del clan Estruc las vigilaban para defenderlas.
Su condición de hija única de una madre soltera se combinó con la liberalidad de la época, y en los años 60
Eva se volvió una adolescente rebelde y con la cabeza llena de ideas
hippies que le impedían ver el peligro constante en el que ella y
Hettie vivían.
El ataque que
Karming y
Bécquer habían temido se produjo en 1967, cuando
REK ordenó a sus más violentos sicarios interrogar a
Hettie y a su hija. No obstante, esta última había partido con sus amigos
hippies a Indralia “en busca del paraíso”.
Bécquer no llegó a tiempo de salvar a
Hettie, muerta tras no poder decir nada de lo que
REK quería, pero entonces voló a la isla, mató a los amigos de
Eva y decidió convertir a ésta como una medida desesperada de protección.
Luego de asimilar lo que le había ocurrido,
Eva odió a
Bécquer, por asesinar a sus amigos y por convertirla. Él, indiferente, se limitó a ignorar los reclamos y a enviarla con
Karming.
Durante más de dos décadas, la líder del clan, con una calculada mezcla de disciplina y afecto, “educó” a
Eva, transformando a la soñadora adolescente en una efectiva guerrera del clan. Cuando la consideró lista, la envió de vuelta con
Bécquer. La relación entre ambos fue entonces muy distinta:
Eva no sólo lo había perdonado, sino que ahora le agradecía haberle salvado la vida, y con el tiempo de aliada pasó incluso a ser pareja del ex detective.
Pero el grupo fundado por Estruc todavía tendría que soportar una nueva tragedia cuando, tras casi 300 años de vida vampírica,
Karming fue asesinada por el principe Vlad. A partir de ese momento,
Bécquer se convirtió en el líder del clan.